miércoles, 11 de julio de 2012

La madurez infantil

Este texto va dirigido a toda esa gente que no entiende que una persona de más de 20 años pueda seguir siendo feliz jugando con juguetes o "tonterías" que están (mal)catalogadas como juegos para niños.

¿Cuantas veces nos han dicho que tenemos que madurar cuando nos divertimos con algún juguete de niños? No se si es la envidia que la gente tiene a los que no nos hace falta mucho para ser felices o que simplemente tienen vergüenza de que la gente no les vea lo suficientemente maduros. Yo lo siento, pero mientras siga pasando por un pasillo de juguetes en una tienda de "todo a cien" y siga gastándome 5 euros en unos globos para hacer formas, unos dados horteras para los coches de mis amigos, haciendo pompas de jabón o siga agachándome para comprar bolas sorpresa de esas que se colocan a la altura de los niños, seré feliz.

Creo que es importante diferenciar la inmadurez del espíritu infantil. Lo malo en el segundo caso, es precisamente no tener ese espíritu que predicaba Peter Pan, creo que cuanto más niño se sienta uno y así lo demuestre, más feliz será. Ahí reside el problema de todo esto, cuando la gente no diferencia lo uno de lo otro. Una persona inmadura, es la que no sabe aparcar esas broma y esos juegos de niños en los momentos en los que debe hacerlo. Parafraseando a un profesor de mi colegio: "La gente que no sabe distinguir momentos y lugares". Una pequeña niña de 21 años me dijo una vez que era la persona más infantil que conocía, pero también la persona más madura. Creo que es la primera vez que alguien me hace esta separación que durante años llevo predicando y eso me alegró, me alegró que por fin alguien viese la diferencia.

Algunos te dicen "tienes que crecer", otros que eres un inmaduro y otros simplemente te miran raro, pero mientras haya gente con la que pueda seguir comportándome como un gran niño, seguiré definiéndome como un "maduro infantil". Y al que no le guste, que se aparte que yo no tengo pensado cambiar